La iniciativa solidaria de un grupo de amigas logró juntar más de 150 mochilas completas y centenares de útiles escolares.
La iniciativa de un grupo de amigas de acercar una ayuda a familias necesitadas en el comienzo de las clases rindió sus frutos. El Proyecto Mochi se desarrolló en marcha en Mar del Plata y en menos de 20 días logró juntar alrededor 150 mochilas completas y centenares de útiles escolares.
La iniciativa consistió en invitar a todos los que quieran ayudar a preparar una mochila para que un niño cuya familia esté en situación de necesidad, pueda empezar las clases con los útiles necesarios.
Una de las integrantes del grupo, Yanina Cremasco, revivió la experiencia con LA CAPITAL y señaló que “somos un grupo de amigas que con el apoyo del Instituto Cem English decidimos reproducir el Proyecto Mochi en la ciudad de Mar del Plata”.
“Este proyecto nace en Buenos Aires hace dos años, el año pasado se realizó en Mar del Plata, y las chicas que lo habían realizado no pudieron continuarlo este año, por eso pedimos permiso al grupo “original”y retomamos en mardel el proyecto”, explicó.
La iniciativa se puso en marcha a principios de febrero y para difundirlo se creó un grupo de Facebook.
A los interesados en sumarse, se les solicitaba enviar un correo electrónico y se le asignaba una mochila para determinado ciclo escolar. Para armarla, la intención era que se juntarán entre amigos, compañeros de trabajo o vecinos, por una cuestión de costos. Se difundieron cuatro sedes para hacer la entrega.
“Estamos inmensamente agradecidas por la confianza de todos en este proyecto y el gran aporte que realizaron de mochilas y útiles escolares para que todos los niños puedan comenzar las clases con sus útiles y solo preocuparse por ir a la escuela a aprender y divertirse”, analizó Cremasco.
A la hora de realizar las entregas de las mochilas, se recurrió a la organización Nada es Imposible, ya que “conocen de lleno la problemática de los barrios, escuelas y comedores”.
Uno de los aspectos a destacar es que cada niño recibió la mochi de las manos de sus padres. “Es fundamental correrse del propio lugar para ponerse en el lugar del otro y a partir de ahí es que podemos vernos con una mirada de respeto y amor”, contó Yanina.
A modo de conclusión, las impulsoras de la iniciativa coincidieron en que “la solidaridad teje vínculos importantes entre muchos que ni siquiera nos conocemos pero que coincidimos en nuestros deseos de una mejor vida para todos, especialmente para los niños”.